marzo 14, 2019
Blog, Tecnología en la educación
Si piensas en una “clase” e inmediatamente piensas en alumnos sentados frente a un maestro junto a un pizarrón, ¡eres de nuestra generación! Sin embargo, para las actuales y futuras, los espacios usan prescinden el gis y el borrador para aprovechar más dispositivos electrónicos como proyectores que sirven como apoyo de lo que los alumnos ven en sus tablets o laptops.
Esto hace que los lugares físicos para aprender tengan una finalidad más interactiva que permita a los estudiantes aprender utilizando sus sentidos y trasladarse a mundos nuevos sin salir del salón de clases. Lo que en los noventa era una ilusión en «El autobús mágico», la caricatura basada en el libro de Joanna Cole, ahora es posible gracias a tecnologías como la realidad aumentada.
El punto anterior es para los centros educativos, que seguirán existiendo. Sin embargo el concepto de asistir a un lugar físico para aprender algo también está cambiando. Actualmente miles de alumnos toman clase desde su casa o cualquier otro lado gracias a plataformas que les permiten estar en clases virtuales, entregando sus tareas de manera remota y recibiendo asesoría en video llamadas. ¡Las clases se adaptan a los horarios y lugares del estudiante!
Antes había un solo tipo de educación estandarizado para todos. Después, diferentes tipos de escuelas con diferentes métodos de aprendizaje. Actualmente, la tecnología permite adaptar la enseñanza a los distintos estilos de aprendizaje, permitiendo la transdisciplinariedad que logrará valorar y potenciar las capacidades de los alumnos. Lo mejor: si antes era caro acceder a ciertos materiales o herramientas de aprendizaje disponibles en otras partes del mundo, la tecnología actual permite a cada alumno tener acceso a ellas incluso de forma gratuita cuando lo decida y por lo tanto, aprender a su ritmo.
¿Eres de los que ve una serie de televisión completa en un fin de semana desde tu plataforma de streaming? ¿O quizá prefieres ver un capítulo cada día? Pues la educación podrá ir también al ritmo de los alumnos y no necesariamente en 4 años que todos debían pasar para graduarse de una carrera universitaria, por ejemplo.
Si la adaptación permite a los alumnos tener un aprendizaje personalizado e incluso autodidacta, herramientas como las que permiten subir archivos a la nube en tiempo real permiten que varias personas trabajen en un mismo documento, logrando una fuerte enseñanza del trabajo en equipo con gente que incluso viva en otros países.
La enseñanza del futuro está enfocada en la resolución de problemas y aprendizaje de capacidades basados en los talentos individuales, por lo que el trabajo en equipo será importante para desarrollar en un contexto en equipo dichos talentos. La tecnología permite ofrecer juegos, proyectos y tareas que se realizan en equipo, en tiempo real y en diálogo constante para fomentar la motivación y la implicación en el tema a aprender.
Aunque los profesores deberán seguir siendo ser expertos en los conocimientos que van a enseñar, la independencia de los alumnos para el aprendizaje de las nuevas tecnologías harán que el maestro sea más un guía que pueda facilitar las nuevas experiencias de enseñanza, evaluar correctamente el nivel de aprendizaje de los alumnos para mejorarlo así como transmitir la formación ética y el uso responsable del conocimiento.
Muchos de los puntos antes mencionados serán posible gracias a plataformas que permitan facilitar el seguimiento del aprendizaje, que se volverá más complejo. Tal como Instagram o Facebook almacenan cada actividad información que publicamos para generar una especie de “álbum” de recuerdos y actividades, las nuevas herramientas escolares permitirán tener un registro mucho más completo de cada alumno, mostrando un análisis mucho más profundo que boletas con números del 1 al 10 por cada asignatura.
Las nuevas tecnologías permiten ofrecer un análisis detallado de cada alumno que comienza desde que se pone en contacto para conocer los requisitos de inscripción y que permite un mejor panorama de aprendizaje así como una mejor administración de la institución educativa.